¿Qué es la cavitación?
Es un procedimiento estético, no quirúrgico, dirigido a eliminar la acumulación de grasa localizada y favorecer la disminución de volumen corporal mediante el uso de ultrasonidos de baja frecuencia.
Es un método muy eficaz para eliminar la grasa de una forma poco invasiva. Los avances tecnológicos permiten utilizar máquinas de cavitación muy avanzadas y precisas a muy baja frecuencia.
¿A quién va dirigido?
Está dirigida a mujeres y hombres, adultos, que han intentado eliminar la grasa o perder volumen mediante la dieta y el ejercicio y no ha sido suficiente. La cavitación está indicada para la grasa localizada en abdomen, cintura, muslos, brazos, espalda o pantorrillas, No puede usarse en zonas craneales, facial o tórax. Ni puede ser un sustitutivo a los tratamientos de obesidad, sino un complemento.
Hay que tener especial cuidado en su aplicación porque no está indicado para embarazadas, personas con afecciones de la piel, implantes o lesiones en las zonas a tratar; que padezcan enfermedades como diabetes, epilepsia, cardiopatías, insuficiencia renal o insuficiencia hepática; o bien, que tengan implantado un dispositivo electrónico como un marcapasos.
¿En qué consiste el tratamiento?
Para poder realizar un tratamiento de cavitación es importante ponerse en las manos de un profesional de la medicina estética que tenga experiencia. La cavitación es un sistema muy seguro, pero nunca está exento de riesgos. Cuando acudamos a la consulta, el profesional primero evaluará nuestro estado de salud general para descartar cualquier patología que puede contraindicar el tratamiento.
La cavitación se realiza de manera ambulatorio, es decir, el paciente podrá marcharse a casa después de la sesión. Para llevar a cabo este procedimiento no es necesario anestesia, aunque si el paciente siente dolor se puede aplicar alguna crema anestésica sobre la zona.
La cavitación es un dispositivo con unos rodillos que se pasan sobre la piel, en la que previamente se ha aplicado un gel conductor para que puedan pasar las ondas de ultrasonidos sobre la zona afectada. Este sonido produce unas microburbujas que llegan a las células de grasa y las abre, liberando la grasa que se elimina mediante drenaje o a través del sistema linfático.
Aunque después de la primera sesión se puede notar algún resultado, será necesario someterse a varias sesiones para conseguir el objetivo propuesto. Cada sesión dura entre 35 y 40 minutos y se recomienda esperar al menos 72 horas antes de aplicar la siguiente. Es recomendable combinar esta técnica con presoterapia u otra de drenaje mediante masaje para facilitar la eliminación de la grasa. Así como beber 1,5 litros de agua después de cada sesión.
¿Qué beneficios aporta el tratamiento?
Es un procedimiento muy seguro, aunque en algunas ocasiones pueden aparecer enrojecimiento o inflamaciones que desaparecerán a los pocos días. Pero entre sus ventajas podemos encontrar que:
- Es un procedimiento mínimamente invasivo.
- Los ultrasonidos llegan a la grasa localizada entre los tejidos y que es difícil eliminar con dietas o ejercicio.
- Sus efectos se comienzan a notar después de la primera sesión.
- Su aplicación no es molesta, apenas se nota una sensación de succión.
- El efecto drenante ayuda a mejorar la circulación, elimina las toxinas y devuelve la elasticidad y firmeza a la piel.
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