Botox

  • Piel distendida, tonificada y tersa.
  • Previene la aparición de arrugas y suaviza las existentes.
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¿Qué es el botox?

El botox o toxina botulínica tipo A es una neurotoxina producida por la bacteria Clostridium botulinum que ha sido purificada para tratar ciertos problemas musculares y para eliminar las arrugas. Esta neurotoxina, inyectada en pequeñas cantidades, tiene la propiedad de relajar la musculatura y detener los impulsos nerviosos. En grandes concentraciones el botox puede causar botulismo o enfermedades graves, por ello es muy importante que el profesional que lo aplique cuente con una dilatada experiencia y conocimiento.

El botox tiene múltiples aplicaciones para la salud como es el alivio de las migrañas bloqueando las terminaciones nerviosas involucradas en el dolor; corrige el estrabismo relajando los músculos del ojo; se utiliza para bloquear las glándulas sudoríparas cuando el paciente tiene una sudoración excesiva; o bien para cualquier afección que para su mejora se deba relajar los músculos como los espasmos o dolores lumbares.

En el campo de la estética, el botox se ha convertido en un tratamiento habitual por su sencillez y sus resultados. La aplicación de la toxina botulínica en zonas precisas del rostro ayuda a relajar los músculos encargados de que la piel se arrugue o se doble cuando se frunza el ceño. Elimina las arrugas producidas por el paso del tiempo y por las expresiones habituales.

¿A quién va dirigido?

Este tratamiento está recomendado para todos aquellos hombres o mujeres que deseen conseguir un aspecto más juvenil con la desaparición de las arrugas del rostro. El botox es un tratamiento que puede ser combinado con otras terapias para rejuvenecer.

Igualmente, este tratamiento es muy eficaz para aquellas personas que sufren de sudoración excesiva, migrañas, problemas musculares o estrabismo.

Sin embargo, no está indicado a pacientes embarazadas o pacientes que tengan problemas de coagulación o con tratamientos de anticoagulantes.

¿Cómo se aplica?

El tratamiento con botox no es una intervención quirúrgica, puede inyectarse directamente en la consulta del especialista. Antes de proceder a su aplicación es necesario que el médico realice un examen para descartar posibles alergias o reacciones en la piel. Pero es un tratamiento con escasas complicaciones.

La aplicación es muy sencilla, mediante una inyección el médico administrará la toxina en puntos estratégicos del músculo buscando el efecto deseado. El procedimiento durará entre 15 y 20 minutos. Aunque las molestias son pequeñas es posible que el médico aplique un anestésico local para adormecer la zona y reducir el dolor.

La toxina botulínica inyectada previene la liberación de la aceltilcolina evitando la contracción de los músculos. Esto permite que los músculos se relajen, estén menos rígido y no se produzca la arruga.

Una vez completado el proceso se puede volver a casa, aunque es conveniente que ese día no realice esfuerzos y lleve la cabeza erguida. Los efectos secundarios que se pueden producir son rojez en la zona, hinchazón o algún pequeño hematoma.

¿Qué beneficios aporta?

Los resultados del tratamiento podrán ser visibles a los tres días aproximadamente. Y no necesita tiempo de inactividad o reposo por parte del paciente.

Es posible que se necesite la aplicación de más inyecciones, dependerá las características faciales o el alcance de la arruga del paciente. Normalmente, el tratamiento dura entre 5 y 6 meses, después es necesario volver a aplicarlo para mantener los efectos.

Los resultados son evidentes, el paciente tendrá un aspecto natural y más juvenil, sin arrugas y una piel más tersa. Es un tratamiento estético muy eficaz sobre todo con las arrugas en el entrecejo y alrededor del ojo,